Sometidos al granito

 



En algunas fotografías de época -esta la realizó el médico Arturo Cerdá y Rico-, se puede apreciar cómo era el enlosado característico de La Plaza de Guadix: ladrillo para el acerado y empedrado para lo rodado. Esta distinción manifiesta la simbiosis que experimenta el entorno cuando todos sus elementos urbanos conforman una unidad en el paisaje.

Cuando el ayuntamiento de Guadix se enfrenta a una obra, como pudiera ser una restauración, la conclusión puede tornarse en problemática más que resolutiva. La plaza de las palomas es buen ejemplo. Su suelo sufriente, quebrado y atornillado -durante décadas- no parece recibir ninguna atención por quienes pasan por la casa consistorial, a pesar de tener un balcón con vistas. Celebramos las obras de acceso a la misma, que por fin han hecho posible que quienes acceden con movilidad reducida puedan no ser considerados ciudadanos de segunda clase. Como también las líneas amarillas que paulatinamente corrigen la presencia de automóviles en un conjunto protegido, o el anuncio de que en esta fase van a cubrir también la restauración de las columnas. En cambio, la solería impuesta en los laterales y soportales ha sido de una elección “económica” que no resuelve el problema del espacio en el que se han puesto.

Ya ocurrió con la reforma de la escalera del tramo bajo de Santisteban. El que fuera uno de los lugares más fotografiados y pintados de la plaza, tuvo que padecer la moda del granito. Material frío, resbaladizo cuando se moja y nada integrado en nuestro paisaje patrimonial y urbano. Las fotos, obviamente, dejaron de hacerse. Los pintores se ausentaron de esta vista, ya nada grácil, ni tradicional ni amable al entramado callejero ¿Es más funcional? Por supuesto ¿A qué precio? Una de las soluciones que podían haber encontrado fue la que sirvió en la restauración de las escaleras de la subida a Santiago: el canto en piedra. O en las escaleras vecinas que conducen a la plaza de Santa Luparia. Aunando funcionalidad y estética, tan necesarias la una de la otra en un casco histórico.

Ahora vamos a ver cómo el abuso del granito va a seguir conquistando nuestro suelo, convirtiendo calles típicas en losas asépticas sin ninguna trascendencia o inclusión en el entorno. Guadix, que podría en cada obra de restauración aportar un valor asegurado al poso que ya incluye, pierde por momentos su belleza. Nada más lejos que la plaza del Conde Luque ¿Qué la distingue de una plaza de cualquier pueblo o de cualquier urbanización? ¿Era esa la respuesta a los vecinos de uno de los mejores pulmones del barrio latino?

Justificaba el concejal de urbanismo, D. Joaquín Valverde: “las actuaciones (están) dirigidas para promover la planificación estratégica y la dinamización y promoción del comercio minorista y la artesanía”. ¿Dónde cabe la artesanía en este proyecto? ¿Qué se defiende utilizando estos componentes tan innobles para un casco histórico? ¿A quién interesa enlosar Guadix así? ¿Qué opciones hay sobre la mesa cuando se decide el granito por encima de otros materiales? Concluyo con las palabras dadas por el alcalde en la misma rueda de prensa, D. Jesús Lorente, quien afirmó: “nosotros ante todo somos responsables y somos consecuentes con lo que nosotros en todo momento planteamos, porque a veces lo más fácil es dejarse llevar, pero yo entiendo que no es lo mejor para la población”.  Así sea. 

Fran Ibáñez 

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