Del caño al coro

Han sido abundantes las ocasiones en las que ADEPA ha reivindicado la importancia del patrimonio hidráulico que tiene la ciudad. Principalmente en sus caños históricos, como son el de Santa Ana, Santiago, Hospital o San Antón, como también aquellas acequias históricas y canales que han hecho que Guadix sea habitable. Sin toda esta infraestructura no habría sido posible ninguna colonia romana, ni medina árabe, ni ciudad reconquistada. Lo más a lo que se hubiera llegado habría sido a un poblado que dependía de un riachuelo estacional. Y hartos de vagabundear por el escaso agua, se habrían mudado a otros lugares donde algo tan elemental no amenazara con faltar. 

Posiblemente, la piedra fundacional en este ámbito fue el pósito de agua romano desde donde se distribuían las canalizaciones hidráulicas. Estos restos fueron encontrados en las últimas obras de restauración efectuadas sobre el Hospital Real - Colegio Jesuita. De ahí, termas romanas y baños árabes aún por florecer, el patrimonio más representativo y popular han sido los caños. Hasta hace algunas décadas, eran de uso público y abastecían con eficacia a la población de los barrios donde se ubicaban. De esta manera, el caño de Santa Ana, el caño de Santiago y el del Hospital podían cubrir las necesidades de prácticamente la población del centro. A ellos han de sumarse otros caños perdidos como el de la Serena (San Torcuato con Ponce y Pozo), la fuente de la mona (Plaza de las Palomas), el de la catedral (Santa María del Buen Aire), el de San Miguel (en el compás de Santo Domingo, reconvertido en fuente), el abrevadero de la placeta Pachecos, entre algunos más. Aún quedan en pie en el "extrarradio" la fuentecilla del Maese Pedro, en las cuevas, y el emblemático caño de San Antón, del que todavía algunas personas se acercan a coger agua para uso propio (agua corriente no mata gente).

A este ocaso de los caños hubo un renacimiento de las fuentes, entre las que se ubicaron de similar estética en el ancho de la calle Ancha, en la plaza Julia Gemella Acci (miniparque) o en la placeta de los naranjos. Tras la insistencia de ADEPA en poner en marcha todas las fuentes de la ciudad tanto para uso del público (fuentes) como para preservación patrimonial (caños históricos) el Ayuntamiento las intervino y arregló, poniéndole grifos nuevos. No obstante, su instalación tuvo serias desventajas, dado que por una parte el caño del Hospital fue vandalizado, y por otra, los grifos nuevos perdían agua durante los pocos días que han estado en funcionamiento. 

Todas las fuentes ornamentales del parque llevan años sin agua: la fuente en los jardines del monumento en honor al primer viaje en globo en cruzar la península; la fuente de granito del centro; y el estanque de los patos. Hace años se prefirió soterrar la fuente de la pirámide que servía de lucernario al refugio antiaéreo de la guerra reconvertido en sala de exposiciones, y que actualmente es un cuartillo para útiles de limpieza. El desinterés, la desgana y la apatía hacia las fuentes de Guadix solo es un suma y sigue arrastrado en los años del que nadie parece querer poner freno. 

En un intento por "lucir" los jardines de los cruces, se dispuso una rotonda central. En aquel momento la ambición estuvo recortada, en tanto que la "monumentalidad" de una fuente ornamental dispuesta como kilómetro cero de una ciudad histórica, capital de comarca, quedó reducida a un socavón con verde césped y tres chorros. Su estado actual es deplorable. Además, fugas varias la hacen impracticable. ¿Acaso no es momento de reconvertirla o restaurarla, haciendo que los accitanos finalmente puedan sentirse orgullosos de tener una fuente principal digna de la ciudad que habitan? Como nudo de las tres avenidas, a los pies de la catedral, y al margen del teatro romano, no cabe duda de la imperiosa necesidad de que la fuente de la rotonda debe ser intervenida y dejar de parchearse con arreglos yermos que generan una estampa empobrecida de unas de las mejores vistas que tiene Guadix. 

Fran Ibáñez 

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