Aquellos lodos

Fotografía obrada por Torcuato Hernández García. 19 de octubre de 1973.

Desde ADEPA Guadix queremos expresar nuestras
condolencias por las víctimas y nuestro 
apoyo a los damnificados por la DANA.

1973 queda en la memoria de los accitanos como el año en el que la gota fría asoló la ciudad. No sería la primera vez, pero los estragos de aquella virulenta tormenta quedarían captados en la retina de los vecinos que temieron por sus negocios, casas y campos. Ha sido en esta semana cuando aquel episodio ha brotado nuevamente en el recuerdo colectivo, ante la ferocidad de la lluvia caída en la madrugada del lunes 28 al martes  29 de octubre, originando una lengua de lodo voraz en el cauce del río.

La cuenca en la que se sitúa Guadix no la aventaja ante posibles riadas. Al hilo de los descubrimientos obtenidos del teatro romano, se ha comprobado que fueron dos las que lo destruyeron y enterraron. Sorprendió a los romanos como también a los musulmanes que se hacían acopio de piedra para sus construcciones. Todo quedó sepultado. No es nada nuevo, por tanto, que Guadix se viera periódicamente afectada por este fenómeno (en 2013 y 2018 hubo últimos registros de inundaciones). Hasta que las cosas cambiaron: el cauce del río Guadix junto con la rambla de Baza fue reconstruido, alzándose altos muros de contención que aislaran el trayecto de las zonas pobladas. De esta forma el parque municipal dejaba de verse destrozado en cada gota fría, como también la explanada del ferial y Avenida Buenos Aires, el barrio de la Estación de autobuses, Álvaro de Bazán o Pedro de Mendoza. Sin embargo, el kilómetro cero de la ciudad, el arco de San Torcuato, seguía convirtiéndose en una laguna que hacía temer a comercios y viviendas, ya que recoge toda el agua de la "rambla" de la calle Ancha. 

En 2021 el ayuntamiento de Guadix realizó unas obras de evacuación para las inundaciones de esa zona. El pasado martes pudimos comprobar que ese sistema de canalización estaba operativo y favoreció que el arco quedara ileso. Sin embargo la fuerza del agua y la tormenta eléctrica no evitó que Guadix se retara contra las inclemencias. En lo patrimonial, muchos edificios se vieron afectados, siendo en la gran mayoría de los casos por la entrada de agua, como así fue en el teatro municipal, escuela de artes, iglesia de Santiago, Lágrimas, virgen de las Angustias, San Francisco, entre otros muchos monumentos y casas. De la Concepción y la alcazaba hubo algunos desprendimientos, sin mayores daños. Las excavaciones del teatro romano hicieron de piscina improvisada, evidenciándose los casi 100 litros por metro cuadrado que se derrumbaron en la ciudad. Las cuevas de Guadix sufrieron colapso por el barrizal de escorrentía, siendo el barrio más intervenido por los cuerpos de emergencias. Y mientras nuestra ciudad se recuperaba del asalto, la nube envestía contra otras comunidades del Levante, dejando un panorama trágico y desolador. 

Es esperanzador el trabajo realizado en nuestra ciudad, en pro de la seguridad contra estos ataques que, aunque puntuales en el calendario, pueden provocar daños letales y catastróficos durante años. Deseamos que todos los edificios afectados puedan recuperarse lo antes posible, así como poner las medidas oportunas para esquivar futuros males. 

Fran Ibáñez 

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