Guil Cultural Contemporáneo

En el corazón del arrabal de Santa Ana se emplaza en medio de un anchurón tomado por plaza un abrevadero, seco en nuestros días. El gran pilón noticia un bullicio extinto sitiado por coches y asfalto. Es un residuo de la historia que, perplejo, observa la caída de un barrio frecuentado por el propio rey Zagal. En la misma placeta también se esquina, acorralado y desmembrado, la residencia de quien fuera el dueño de aquel pilón y de aquella casa palaciega. La familia Pacheco puso nombre a la plaza y al palacio, mas el intríngulis de su  historia se remonta a la reconquista, cuando un colaboracionista Abrahem Abenzeite es partidario de la rendición-capitulación de la medina de Wadi Ash, trasladándose a este augusto suburbio donde legaría para la posteridad, rescatado por Mari Ángeles Lázaro Guil, su palacio. 

Atravesar el zaguán es adentrarse instantáneamente en las entrañas del Santa Ana mudéjar. La luz mismamente pareciera reservarse sus rayos más antaños para adornar las zapatas y columnas que porta hoy el patio, lucido y devuelto a sus años de esplendor. Un incendio en el xvii, la amputación de sus alas y la pérfida obstinación de su abandono no han sido desafío suficiente para una mujer valiente que tomó las riendas de este lugar y puso orden y feliz final en los capítulos de la historia del barrio y de Guadix. Todavía sigue combatiendo reveses y retos más allá de la recuperación, siendo estos uno de los grandes inconvenientes a los que se enfrentan los accitanos cuando tienen voluntad y compromiso de adquirir y rehabilitar una propiedad en el casco histórico. 

Mari Ángeles Lázaro Guil tiene una destacada carrera artística con una flamante huella en el patrimonio accitano. Un gran hito fue devolver el esplendor de la copia de la Piedad de Miguel Ángel que la familia Carrasco Almansa trajo desde Bolonia, descuartizada en la guerra civil, y hoy expuesta con honores en la S.A.R.I. Catedral como joya inequívoca de la diócesis. Además, es señalada su sensibilidad y apreciada mirada en la restauración de fincas históricas que han experimentado cambios negligentes o han sido parcialmente destruidas. 

El Palacio de Hernán Valle no es solo una casa testimonial más de la historia de Guadix, es además, por voluntad de Mari Ángeles Lázaro Guil un pulmón de arte y cultura abierto como GUIL CULTURAL CONTEMPORÁNEO. Un prometedor y necesario punto de encuentro que acercará a Guadix y comarca un aire renovado de la cultura. Un diálogo fresco. Una perspectiva innovadora. La declaración de intenciones queda imantada en la gran escultura de su producción que sobrevuela el patio central del palacio: la síntesis del movimiento que en conveniencia con su entorno metamorfosea hacia donde el espectador, a través de su propia experiencia, quiera considerarlo. Una pieza viva que habita y da la bienvenida al GUIL CULTURAL CONTEMPORÁNEO. Guadix está de enhorabuena con esta iniciativa y ADEPA agradece la generosidad de Mari Ángeles, por su esfuerzo y por su resistencia en permitir hacer ver en Guadix y a las generaciones presentes y venideras que en nuestra ciudad muchas cosas son posibles. 

Texto e imagen: Fran Ibáñez